lunes, 28 de marzo de 2011

El Pesimismo es un Humanismo

Sí, ¿y qué? Así empieza este post, porque las mejores cosas en la vida vienen precedidas por un título sensacionalista que atrapa las miradas de todos; porque no importa de qué se hable, ni quién lo diga, en estos días cualquier cosa es un humanismo; porque se me dio la gana.
Lo peor del pesimismo, indudablemente, son sus efectos directos en el sueño. ¿Dormir para qué? ¿Despertar para qué? Son los pensamientos recurrentes del pesimista, que sabe que un día más no hace diferencia alguna. Mañana será igual que hoy, y no hay nada que podamos hacer al respecto. El esfuerzo es proporcional a la magnitud de la derrota. El Imperio Romano perduró mil años, y su caída fue la más grande caída de un Imperio.
Hasta los dioses del Olimpo fueron vencidos por un judío crucificado. ¿Qué podemos esperar nosotros, los simples mortales, si no lo peor?
Viene lo peor, sin duda, y pensar en eso día con día, sin tregua ni descanso, es lo peor del pesimismo.
Lo mejor del pesimismo es que es un humanismo. Pero eso a nosotros, los pesimistas, nos tiene sin el menor cuidado.
¡Ay karma, ya me volviste a dar!