En “Vidas
de los filósofos más ilustres”, Diógenes Laercio presenta los datos
biográficos, tanto los comprobados como los dudosos, de una considerable
cantidad de pensadores griegos. En la lista se encuentran Parménides,
Heráclito, Sócrates, Platón, Aristóteles, entre otros.
Entre tanto
nombre docto destacan algunos menos conocidos y tampoco faltan otros que
probablemente la mayoría de la gente no ha escuchado nombrar jamás.
En ese
conjunto de filósofos ilustres desconocidos podemos encontrar a Metrocles.
¿Quién fue
Metrocles? ¿Qué sabias palabras dijo? ¿Qué aportó a la historia de la filosofía
para estar considerado dentro de los nombres más ilustres?
Se tiró un
pedo.
No es
broma. Metrocles es famoso y pasó a la historia por tirarse un pedo.
Mientras
que Diógenes Laercio dedica grandes extensiones del libro a las biografías de
Sócrates, Platón y los demás rockstars de la filosofía griega, a nuestro
Metrocles apenas le asigna una página en la que brevemente relata la anécdota
por la que este personaje pasó a la historia.
Un día en
plena lección de filosofía con Teofrasto Peripatético (alumno de Aristóteles)
se le escapó involuntariamente una ventosidad. Fue tal su vergüenza que se
encerró en su habitación con la intención de dejarse morir.
Un cínico
(no cínico por sinvergüenza, bueno sí, pero no nada más porque sí, también
alumno de Diógenes el Can [y de ahí “cínicos” a los seguidores de su filosofía])
llamado Crates, armándose de valor y de gases mediante la ingestión de
altramuces, entró a la habitación con él y lo convenció de que nada tenía de
malo producir y liberar ventosidades cuando esto era acorde a natura; luego de
su argumento irrefutable zanjó la cuestión pedorreándose también, con lo cual
terminó de convencer a Metrocles, quien desde entonces se convirtió a la
filosofía cínica.
Y ya, Diógenes
Laercio explica un poco más de la vida de Metrocles pero en realidad todo se
reduce a que un día se le escapó una ventosidad. Más adelante en el texto dice
Diógenes que Metrocles murió muchos años después, sofocándose a sí mismo (los
caminos de dios son misteriosos, irónicos).
Cuando
pienso en nuestro querido Metrocles y de su gran aporte a la filosofía, un
pedo, no puedo evitar acordarme de tantos otros filósofos solemnes y eminentes
que pasaron a la historia por tener pensamientos complejos y complicados, que
bien pudieron surgir bajo la influencia de un gas atorado.
¡Oh, Kant! ¡Oh, Hegel! ¡Oh, Heidegger! Me recuerdan
tanto a Metrocles.
Brillante, estimado Jesús. BRILLANTE. (Su redacción mucho más que el pedo, naturalmente)
ResponderEliminarHombre, mi estimado @Pedro_Verlaine, le agradezco el cumplido.
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