jueves, 8 de julio de 2010

Sobre Alex et al.

Tras el paso del ya tan comentado huracán “Alex” por el estado de Nuevo León no sólo han quedado en ruinas calles, puentes y colonias. Hay mucho más implícito en todo esto de lo que podemos escuchar en las maratónicas coberturas que los medios han impuesto a la gente, quien, indefensa ante las condiciones climatológicas ahora también está a merced del amarillismo y sensacionalismo que adornan cada reportaje noticioso.
Sin embargo, no es necesario siquiera ver la televisión para percatarse de la gravedad de lo ocurrido. Las presas de toda la región están a su máxima capacidad, al igual que los ríos y arroyos, y en el norte del estado sufren de inundaciones provocadas por la liberación de agua de algunas presas ubicadas por aquellos lugares.
La vialidad de Monterrey y del área metropolitana ha quedado sumida en un caos más intenso que el que ya por sí misma representaba. Las avenidas Constitución y Morones Prieto han quedado desechas en algunos tramos, y es imposible prescindir de ellas para tener una circulación aceptable para quienes viajan de poniente a oriente en el área metropolitana, o viceversa.
Ante todo esto no puede uno dejar de pensar que ‘Alex’ es el primer huracán de la temporada, y que si en un plazo de 2 meses, por el designio cruel del hado o por un juego absurdo del azar, llegara a tocar tierras neoleonesas un huracán con características similares a este, el saldo de destrucción sería inimaginable.
Aún así, ya se está pensando en reconstruir las avenidas Constitución y Morones Prieto, justo en el mismo lugar en el que estaban anteriormente. Esto, no sé si a toda la gente pero a mí en lo particular, se antoja como una total idiotez. Hace mucho tiempo que la ciudad dejó de ser funcional en muchos aspectos, quizá por la sobrepoblación, quizá por la incapacidad de los dirigentes para planificar de forma adecuada.
Quizá ahora, con la ciudad medio destruida, es el momento para replantear las cosas y asumir la responsabilidad que nos demandan las circunstancias que vivimos. Quizá no, y aún tendremos que esperar a que la ciudad quede completamente destruida. En cualquiera de los casos, la ciudad tendrá lo que se merece, lo que merecemos, porque siempre, pase lo que pase, en una cosa podemos confiar...
La polecía del karma siempre paga a cada quien lo que le corresponde...

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